lunes, 20 de agosto de 2007

Malditas horas.

Llego a casa cuando sol se esconde, apareces y desapareces como un espectro, ya no te conozco. Al pasar intento ver en tus ojos la desdicha de lo vivido, algún signo que me diga que lo sientes, que me recuerdas, pero nada. Los espacios se han hecho más amplios, ya se puede oír el eco de los lamentos que se revuelcan en un tiempo abstracto, en un lugar sin cuerpo. Destrucción es la palabra más apropiada para resumir estas horas. Se siente extraño.

No hay comentarios: